En el rastro de Sarajevo en el barrio de Stup se venden coches, herramientas, ropa, muebles, trastos viejos y hasta lápidas. En una ciudad donde se rehabilita a golpe de modernidad en los extraradios aún se encuentra la auténtica Bosnia donde comer cevaci y regatear. Y en el suelo de trastos revueltos sobre una tela encontrar trazos de la historia de este país.